La primera vez que lo leí fue cuando yo vivía en Barcelona y tenía unos 12 años, en la revista Más Madera por allá del año 85-86. Fue impresionante para mí, no era una línea a la que estaba acostumbrado, se puede decir que no era una línea europea la suya, pero no supe que se trataba del Negro Fontanarrosa y mucho menos que era argentino, hasta años más tarde ya de regreso en Buenos Aires.
Ya en Buenos Aires empecé a descubrir la obra del Negro, el primer Inodoro Pereira que recuerdo venía en la revista semanal Viva! de Clarin, me lo leyó mi viejo, tomando mate con facturas, en voz alta imitando la voz del campo, mientras se cagaba de risa a los gritos, así que lo tuve que volver a leer por mi cuenta para entender bien de que se reía. Sí era muy gracioso, con la voz doblada por mi viejo también, incluso le agradezco porque desde el principio Inodoro tuvo una entonación perfecta en mi cabeza y eso le daba un plus…
Con los personajes extras en Inodoro que más me reí, creo que fue con los loros…
Después descubrí las Semblanzas Deportivas en
Pero por increíble que parezca descubrí que no todo el mundo lo leía igual. Recuerdo amargamente una anécdota aquí en México, fue en una tertulia francófona donde tuve una acalorada discusión con un colega galo muy poco conocido a quien sería inútil citar porque naiden lo juna. La disputa giraba en torno al controversial humor de Boogie, el colega anónimo defendía que el humor de Boogie era pro gringo, así nomás y vaya a saber si fue por la influencia de los vapores de aquel beaugeolais que entré de lleno en esa contienda a sabiendas que no se le podía ganar a la necedad. Aunque para necios está uno.
Íbamos mano a mano -entuavia sin yirnos a las manos- con aquel compañero centroeuropeo y casi cuando ya daba por empatada la disputa, porque si uno no la gana la empata, escuche al Mendieta diciéndome “negociemos Don Inodoro”
El enemigo ya entonau me la dejó picando en una ultima confesión imprudente “el humor de Fontanarrosa es demasiado pesado, es muy intelectual” ah bueno… eso era distinto, por lo tanto, me apure a retrucar “… sí es intelectual no puede ser pro gringo”
Ahí se terminó la disyuntiva, pero me quede con la impresión de que aquella mala interpretación podía ser la causa de que el humor del Negro no haya logrado conquistar el mercado francófono cómo en el caso de otros autores argentos.
Pienso que se trata de una cuestión de descontextualización, por una parte es difícil traducir a Inodoro Pereira al Francés, entonces les queda leer a Boogie que es menos localista, quizás equivocadamente piensan que no se trata de una parodia sino de una reafirmación de los valores de la sociedad norteamericana y por otro lado al ser un autor argentino mas o menos contemporáneo a Quino, caigan en el error absurdo de hacer comparaciones de estilo. Siendo que Quino es una década anterior y utilizaba otras claves para detonar el humor, más sincronizadas con su época que eran los sesentas.
Es muy distinto en México que se conoce mucho a Boogie por la última página de la revista Proceso y no necesita de traducción alguna. Por tradición el mexicano entiende el lenguaje de lo que no se dice abiertamente, por razones históricas, y tiene desarrollado el olfato para detectar un discurso impostor, por lo tanto cuando leen a Boogie no dudan de sí se trata de una apología al gringo o no. Saben de inmediato que no es así, además no estaría en las páginas de la revista Proceso y mucho menos sería gracioso.
Al igual que en Cuba, donde Fontanorrosa publicaba en el Dedete, el suplemento humorístico del diario Juventud Rebelde. Es obvio que el Partido de
En España pasa lo mismo, nadie duda de la intención del Negro con Boogie, esto lo confirma el prologo de una recopilación española de Boogie, editada por Ediciones de
López escribió “Sin complejos, disfrute con las magnificas historias de Fontanarrosa, y si por un momento le pilla en falso y cree estar riendo del mismo lado que un criminal, no se inmute, sea pragmático y piense que está leyendo un clásico de la modernidad, un pionero que lleva más de veinte años predicando todos los valores que por fin ha desarrollado nuestra sociedad actual. En definitiva no le importe ser un cómplice de Boogie; al fin y al cabo es uno de los nuestros”
Así que finalmente entendí que el humor del Negro es un humor de resistencia para Latinoamérica.
Es una verdadera perdida para el resto de los lectores que no estén familiarizados con nuestra idiosincrasia y es una lastima que por esa razon se pierdan del genio -y los que lo conocieron dirán, y también de la calidad humana- del Negro Fontanarrosa.
Adios con cariño maestro...
Esteban “El PyBe” Sterle